En principio el baño parece algo simple y sin cuidado, pero en él realizamos necesidades fisiológicas, nos lavamos las manos, nos bañamos, realizamos acciones vinculadas a la salud, a veces en él nos pesamos, nos peinamos, nos lavamos la cara, etc. De acuerdo a estas funciones el baño se divide a grandes rasgos en tres partes: la ducha/bañera, el sanitario y el lavamanos con su espejo. Obviamente luego hay partes accesorias donde justamente guardamos accesorios, tales como el vanitorys, repisas, canastos, cajas y otros contenedores.
La gracia del asunto reposa en generar las divisiones pertinentes de acuerdo a estas funcionalidades.
Un baño de dos espacios podría conformarse con el lavamanos en un espacio abierto y el sanitario y la ducha en un espacio cerrado (figura 2).
Un baño de tres espacios puede configurarse con el lavamanos en el centro y en un espacio abierto. A la izquierda en un espacio cerrado el sanitario y a la derecha (también en espacio cerrado) la ducha o viceversa (figura 3).
De todas formas cuando son muchos los usuarios de un mismo baño es fundamental mantener reglas mínimas de convivencia que permitan tenerlo siempre higienizado y ordenado. ¡Es la base de la salud en el sentido más integral!
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